Cuando comienza la reunión en nuestra Iglesia, todos los niños tienen un lugar preparado para ellos. En ese lugar compartimos el tiempo de Alabanza y Adoración con toda la Iglesia.
Ningún niño se queda sin adorar a Dios, los líderes estamos encargados de enseñarles a los niños la importancia de adorar y alabar a nuestro Dios.
Este es un tiempo muy hermoso, que cada niño vive con Dios, el Poder del Espíritu Santo se mueve de una manera muy especial en sus vidas.
Muchas veces pensamos que los niños no reciben, pero eso es una mentira, ya que cada niño es tocado por Dios de maneras muy especiales. Podemos ver lágrimas derramadas en sus ojos, niños tocados por el Poder de Dios en cada reunión, el Espíritu Santo trayendo libertad a sus vidas, en sus mentes y en sus corazones.
Es tan importante que cada niño adore a Dios con todo su corazón, que no se pierdan ni un segundo de su presencia. Sus vidas son tocadas por el poder del Espíritu Santo en el tiempo de
Alabanza y Adoración.
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